El coste de un edificio va mucho más allá de su construcción: también su demanda de energía y el mantenimiento durante su vida Útil sitÚan en su justa medida este parámetro.
Esta idea que parece tan simple no está arraigada suficientemente en nuestro país y es la clave para entender la eficiencia energética como la senda por la que habrá de discurrir la construcción de los edificios en los próximos años.
Nacerán obsoletos todo aquellos edificios que no partan de una envolvente muy bien aislada, con un control riguroso de las infiltraciones de aire indeseadas y con un sistema de ventilación mecánica controlada con recuperación de calor. Es en este punto donde el estándar Passivhaus contribuye al equilibrio entre la economía y la construcción: un buen planteamiento en su diseño, con un óptimo aprovechamiento para calefacción de la energía del sol, inagotable a escala humana.
El estándar Passivhaus basa su esfuerzo en reducir al máximo la demanda de energía de los edificios y su principal valor es el RIGOR del diseño y cálculo de los proyectos y de la ejecución de las obras de forma tal que se puede garantizar que los valores teóricos calculados se ajustan a los valores reales que se obtienen una vez construido el edificio.
Nos encontramos en un momento histórico en el cual existe la percepción social generalizada de que algo debe cambiar. La profunda crisis económica mundial hace que nos cuestionemos la validez de muchos de los procedimientos empleados hasta la fecha, aunque hayan funcionado razonablemente bien durante décadas. Previamente, crisis ambientales no resueltas y el fantasma del agotamiento de recursos energéticos fósiles, entre otros, nos invitan a tomar posiciones y aplicar principios de precaución, que aminoren nuestra dependencia energética y nuestro impacto natural. Nos encontramos ante un giro obligado hacia la sostenibilidad, que se presenta ya, sin brumas, como la Única alternativa posible.
En este contexto se publica la Directiva Europea 2010/31/UE, segÚn la cual todos los estados miembro deberán tomar medidas para que a partir de 2020 todos los edificios de nueva planta sean de consumo de energía casi nulo (2018 en el caso de edificios pÚblicos).
Esta directiva aporta una definición ambigua de lo que es un “edificio de consumo de energía casi nuloâ€, de modo que en el transcurso del intervalo de tiempo hasta 2020 las distintas regiones y/o países personalicen su propia definición de los “nearly zero-energy buildings†(nZEB), en función de equilibrios particulares entre costes energéticos y económicos, y lo adecuen a sus normativas en los escalones que consideren precisos.
La definición de un estándar para los edificios nZEB ofrece un gran nÚmero de ventajas para el sector de la construcción en su totalidad, que hasta ahora han sido aprovechadas por mercados centroeuropeos mediante la concreción del estándar Passivhaus. De hecho ha supuesto un importante motivo para la explosión de la construcción de hogares de baja energía en Alemania y Austria, a los que ya se están sumando el resto de países europeos y de todo el mundo.
Es en el contexto energético del sector de la edificación donde hace su entrada el estándar Passivhaus, aportando una perspectiva a la que no estamos acostumbrados en nuestro país. Passivhaus no propone un acercamiento a la autosuficiencia energética mediante la aplicación de distinta suerte de energías renovables a nuestras ineficientes construcciones actuales, sino simplemente, construir para “consumir la mínima energía necesariaâ€, aportando para ello un procedimiento, una secuencia de pasos tanto en diseño como en ejecución, que permitan conseguir edificios con demandas muy bajas de energía para obtener confort térmico.
Es importante entender que el estándar Passivhaus representa el máximo exponente de entre los métodos constructivos de baja demanda energética del edificio en uso, durante su vida Útil. Pero este aspecto nada desdeñable es tan solo uno más de los que se deben contemplar si queremos apostar por una sostenibilidad real. Deberán sumarse también otros criterios, tales como los consumos de recursos y energía durante el proceso de transformación, transporte y colocación de los materiales de construcción, así como su posibilidad de recuperación, condicionantes de proximidad a zonas de abastecimiento, aspectos sociales y políticos… Flaco favor ambiental habremos obtenido, si nuestra casa alternativa, y energéticamente autosuficiente, se ha construido consumiendo una cantidad excesiva de recursos materiales y energéticos, tal vez irrecuperables.
Es por ello, que al igual que en otros países, la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), además de realizar una intensa labor de difusión por toda la geografía española con el apoyo de sus socios y la colaboración de agencias autonómicas de la energía, busca sinergias con otros sellos de edificación sostenible. No es momento de aislar disciplinas, por buenas que sean; es tiempo de unir lo mejor de todas ellas.
PEP es una asociación sin ánimo de lucro que se ocupa de la difusión de este procedimiento constructivo en nuestro país, así como su adecuación a nuestra variabilidad climática. Tanto sus singularidades energéticas como la proyección de futuro en el deprimido sector de la construcción español, sitÚan a este estándar como una alternativa inmejorable y adaptable, capaz de aportar una definición personalizada a los nZEB, así como un importante valor añadido de independencia energética que ofrecer a promotores y usuarios. En este marco de implementación y con el apoyo del Passivhaus Institut de Darmstadt (Alemania) PEP se consolida como entidad aglutinadora de todas las actividades e informaciones relativas al estándar Passivhaus en nuestro país.
La edición de esta primera Guía de aproximación al estándar Passivhaus en España es una iniciativa de la Dirección General de Industria, Energía y Minas de la Comunidad de Madrid, a través de su Fundación de la Energía – FENERCOM. La Dirección General, dentro de su política de difusión de contenidos sobre tecnologías para la reducción de nuestra dependencia energética, es muy consciente de que el mayor de los obstáculos para su aplicación no es otro que la ausencia de cultura energética en nuestro acervo, debido a la disponibilidad de energía fósil asequible durante las Últimas generaciones.
La mayoría de las personas son capaces de hacer mil nÚmeros antes de adquirir su vivienda, que en muchas ocasiones supone la inversión económica de mayor cuantía de toda la vida, llegando así a conclusiones sobre los límites hipotecarios a los que podrán enfrentarse. Sin embargo, aÚn son pocos los que se preguntan por el consumo de energía, sea del origen que sea (fósil, renovable…), sin darse cuenta del sobrecoste mensual o anual que puede llegar a suponer, desde el mismo momento de la compra. Habida cuenta de la longevidad de un edificio y de la escalada del coste de la energía, la hipoteca energética comenzará a ser en los próximos años un factor determinante en la compra de cualquier inmueble, que deberá sumarse a la tradicional hipoteca inmobiliaria.
Por otro lado y en muy pocos años, la aparición de normativas más exigentes en el ámbito del ahorro energético, presionarán a la baja el precio de viviendas poco eficientes, a favor de sus homólogas inscritas en edificios de alta eficiencia, en las que priman prestaciones superiores de confort pero con un gasto nimio. “Construir hoy sin criterios de ahorro de energía es una mala inversiónâ€.
Así pues, se abre un tiempo para la recuperación de hábitos de frugalidad energética, si bien los avances tecnológicos abren a su vez una puerta de conocimiento para cubrir esos objetivos de ahorro o bajo consumo. Es por ello, que la difusión de conocimiento Útil se vuelve imperativa, poniendo en boca de todos conceptos como el “negavatio†o la “hipoteca energéticaâ€. En este contexto, las distintas Agencias de la Energía así como Instituto de Ahorro y Diversificación de la Energía (IDAE) constituyen mecanismos imprescindibles de concienciación a través de la comprensión, y a todos los niveles: usuarios, profesionales, administraciones, etc.
Nadie tiene la prensa de mañana; tal vez no exista una ruta bien definida, pero en edificación sostenible ya intuimos cual es el camino.
Fuente: «Guía del estándar Passivhaus» – Fenercom