Casi el 90% de la energía que consumimos procede todavía de combustibles fósiles, y un 40% de esta se usa para calentar edificios.
La respuesta estará en un menor consumo de energía y una reducción en las emisiones CO2, aparte de un máximo confort y un clima acogedor sin caídas de temperatura. Según José Almagro, director general de Sto Ibérica (multinacional del sector de la edificación sostenible) “este tipo de construcción sostenible se traduce en un ahorro económico a medio y largo plazo, a pesar de que su aplicación supone un incremento de entre el 5% y el 8% en los costes de construcción”.